TIGRE DE TIGRES.

sábado, 26 de enero de 2013

Trueno y locura


Por Edgard Tijerino | Deportes"

Nunca te confíes de la tranquilidad", decía el astuto detective Poirot, en una de tantas novelas de Agatha Christie que leí en mi juventud. El derecho Julio Raudez no lo sabía, y se confió. Dos outs y bases limpias. ¿Qué es lo malo que podía pasar? Pensó. Casi nada. Con el marcador equilibrado 4-4 en ese cierre del décimo inning, hit de Moisés Flores, y jonrón majestuoso de William Vásquez destrozando a los heridos Tiburones, decidió la batalla. Aquello fue trueno y locura en Chinandega. Ahora los Tigres, vencedores por 6-4, se han colocado a solo una victoria del campeonato, y deben de ser muy pocos los que duden que eso se concrete, quizás hoy en Granada.

Un partido extraño, con los impulsadores de los Tigres escondidos durante los primeros cuatro episodios dejando dos veces las bases llenas, y malogrando una posibilidad de dos a bordo sin out contra el abridor Alexis Candelario, sometido a electrocardiogramas después de cada cero. Aquello era desesperante para la multitud ansiosa, hasta ser golpeada en la mandíbula por una arremetida de dos carreras.
El jonrón disparado por Santana en el inicio del tercero con Obregón en camino, desarticuló el pitcheo de José David Rugama mientras los Tiburones se colocaban en ventaja. Sintiendo cómo la presión se intensificaba, el derecho de los Tigres se vio frágil, y si no explotó, fue por la milagrosa atrapada salvadora de Curt Smith sobre un batazo venenoso de Renato Morales, después de los hits consecutivos de Jimmy González y Ofilio Castro. Esa jugada de Smith revestida de ribetes espectaculares fildeando hacia adelante, evitó una situación caótica sosteniendo el 2-0.
Jonrón abridor de Leivi Ventura en el cuarto, ampliando 3-0, dejó el brazo de Rugama colgado de un hilo, y el hit de Sandor Guido, lo desprendió. Germán Mesa, alterado, sacó del bullpen a Jorge de Paula, quien supo manejar dos entradas sin dificultades, antes de entregarle la píldora a Mathew Rush en el sexto.
Los Tigres, inutilizados con gente circulando, escuchando el ruido de las uñas masticadas y los resoplidos de molestia en las tribunas, por fin funcionaron en el cierre del quinto llenando las bases por tercera vez, ahora sin out. Un roletazo de Esteban Ramírez, produjo la primera carrera y el jonrón del sorprendentemente galvanizado Iván Marín, remolcó a Smith y Ramón Flores, volteando la pizarra 4-3, y manteniendo abierta la intriga sobre el desenlace.
Con dos outs y hombre en segunda en el inicio del séptimo, Rush sintió que el montículo se movía debajo sus spikes cuando después de bolear a Ofilio para colocar dos a bordo, fue sacudido por un cohete de Renato Morales impulsador de Yoldanis Pérez. En un momento tan presionante, Rush dominó a Ventura impidiendo el quiebre del empate 4-4, que fue sostenido un buen rato por Carlos Pérez Estrella y el zurdo Isidro Pantoja.
Con el peligro zigzagueando entre movimientos estratégicos frustrados, se llegó a ese cierre del décimo, con Vásquez saltando al escenario para descargar ese cañonazo estremecedor, y dejar a los Tiburones tan destruidos como Napoleón saliendo de Moscú.


Trueno y locura
Wuilliams Vásquez conecta jonrón. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario